miércoles, 9 de mayo de 2018

La hora del ave



La hora del ave






La sangre de la tumba está chorreando


en los altillos de los propietarios.


Desdeñosos los teléfonos arden


en el Cabildo Abierto


Los cónsules disputan sus truncas colecciones


maltratadas por pueblos sin prosapia,


clamando su desaire.


Se atenta en la tragedia de Rosario


con mensajes de runas obsoletas,


que exhiben copa, basto,


oro y espada


por ver como se mancha en las libretas


protocolo de tarifas y vagos resplandores


del fuego artificial del escenario.


Sigo el rastro brumoso, consumado


para ornar


cada una


de tus uñas comidas por la angustia,


limarlas y esmaltarlas,


con saliva de guerra enamorada.


Te adora mi inconsciencia de poeta,


entre muros ahumados,


tañidos de campanas y flautines,


huesos rotos.


Rotunda de cadáveres te amo,


con pupilas de lumbre pretenciosa,


por la muerte que llamamos vejez,


la edad de adultos seniles


semejantes a críos con pañales


y biberón lactante.


Casi nada.


Te quise en el instante del derrumbe,


gloriosamente humano de cenizas,


buscándote en ladrillos interdictos


que arrastran represalias.


Sin descanso me esfumo en la tiniebla.


Te amo de memoria


sobre destartaladas camas,


acre aliento entre sábanas de hilo,


para envidia de Venus,


como una madre desesperanzada.


No hay capricho en los ayes del herido,


que quepan en los sueños


con luces apagadas.


Cuando germinan los mejores versos


y el tintero está seco, de repente,


se acaban los famélicos permisos


de salida de presos del sistema;


la vanidad jadea ante los vidrios


la incipiente noción del egoísmo.


La estruendosa ronquera nos inquieta.


Se encienden las alarmas.













El gorrión entumecido



El gorrión entumecido






Apenas un gorrión entumecido


que gime cuando canta,


hace tiempo hube echado en el olvido.


Mas luego su figura se agiganta


volcán en erupción, violín lucido.


El pájaro resiste la tormenta


en el destierro.


El modus operandi:


la boca saciada por polvorienta


tristeza recupera audaz el porte neto


en un velo de tul,


que encubre a las estrellas como un reto


de volver a forjar nido y alienta,


dolido cuerpo gris del esqueleto,


la esperanza que inventa


de andar de rama en rama espeluznante,


en llamas de colores,


paleta en cielo azul,


movido en mi oración de artista errante.


¿Sabe el gorrión que sufre por su amante


que no hay felicidad sin resplandores?





Exacciones ilegales




Exacciones ilegales






Mi poema,


como si estuviera haciendo gárgaras


para llamar la atención de los espectadores


conscientes de las lides amorosas


de que adolezco,


hurgará con franqueza


el riñón de mi memoria emotiva


y hallará que las extensiones desérticas


son dibujos que imitan una flor aislada


en el jardín botánico.






Siempre hubo prestaciones pintorescas,


preceptivas erróneas y señuelos.






Me inflijo al escribir


abigarradas exacciones ilegales;






doy patadas nimias que desencadenan crisis


a mis puntos de vista más genuinos,


los maltrato,


los rechazo ceremoniosamente,


y en su descargo


los versos y la gente que frecuento


contoneando sus brazos aletean


diciendo sin decir en su cordura:


La caja está cerrada. Hoy no se fía.






Me quiero mudar lejos de tu olvido.






Resistir es vencer y no resisto


la marcial corrupción del deterioro.





En el galpón de la memoria






En el galpón de la memoria


hay


una fatiga espesa, aunque indulgente,


apoyada contra un disco rayado de Larralde:


La Pasto Verde;


cenizas de cadáveres anónimos;


una tapa de Crónica


según la cual:


murieron tres personas


y un boliviano.


Hay una silueta borrosa


en el umbral,


varios colmillos de elefantes blancos;


dos bicicletas con gomas pinchadas;


una paleta de acuarelas que ya no uso;


algunos caprichos de antaño, muy bien vestidos;


esa muerte lenta del ayer:


una escupida en seco;


telarañas que se vadean,


creando extrañas geishas de porcelana china;


y más cosas de alfarería exótica


que en psicoanálisis llamarían “el desván”


y puede traducirse en dos palabras: “el olvido”


El olvido,


como una espigada carroza


de torcido algarrobo


dispuesto a subirse a los capiteles


del hermético cielo bonaerense.













Salacidades



Salacidades






Se acabó lo que se daba.


Se agotó la caja chica del banco de la procacidad.


Los nuevos miembros saben de antemano,


en su insolencia,


que el caudal de fondos es irrisorio;


y sin embargo, aspiran a morder los escarpines


de los machotes poderosos.


Todavía, estériles, serviles, agachados.


Los moderadores se atajan y renuncian.


Los directivos atan cabos, piensan y chamuscan


las viejas ideas de la supervivencia.


Al fin, el trabajo no se presume gratuito.


Chapeau, compañeros.


Los cachafaces están en el horno.


Las reinas que engordaban con elegancia


se arrepienten, y tergiversan sus pecados


en peinetón blancuzco y rodetes tumefactos por el


spray.


Dios nos libre de los parientes de la conspiración.


Los cómplices (bichos y dinosaurios)


tendrán que dar la cara con vergüenza


y devolver lo robado, porque el pueblo así lo exige.


Siempre el mismo excremento público


quiere entretener a la fauna


bajo el cataclismo de sus salacidades.


Son las estirpe de inclinados a la lascivia,


al escorbuto, la lepra, la miseria.


Hay que salir a matar mujerzuelas


que engendran hijos desorillados


con el dogal al cuello, jadeando como perras,


para no morirnos de pena.


La ponzoña trepadora dejará de estar de moda,


como el maní con cáscara,


el casco medieval,


la guitarra en el ropero,


y los zapatos de gamuza azul


amenazados y congruentes con su época


de despertares de vitrola cerril y faroles


cabrilleantes.


Se terminó la fiesta de los eruditos en convicción


y de payasos sin nariz de plástico.


Somos muchos, somos más, somos tantos


acodados, que casi


los estamos bordeando a todos.













Hijuela



Hijuela






Quien participa en el caudal del polvo,


que heredamos los nietos del dialecto


bajado de los barcos,


en tercera,


con los bolsillos llenos de promesas


que atestiguan carencias y pudores,


exhorta al escozor;


igual que los turbios rescoldos


de brasa refractaria a las pasiones,


que queman con su fuego el vaciadero


del anticuerpo inmune,


que debe restañar la herida


vacilante


del amor circunscripto a postulado y


prestidigitación.


Somos simples tablones de los aserraderos,


con diferentes tintes y tamaños.


Para construir muebles, hemos matado al árbol.


Para sembrar el árbol, mordimos la semilla.


La semilla del fruto,


despojado de su carne mollar,


nos dará sombra,


mientras nosotros aprendemos


a enunciar oraciones


gramaticalmente incorrectas;


invirtiendo en lunfardos de lenguas populares;


pagando en efectivo las minutas;


la venda que nos cubre


la flema y la paloma.






Hemorragia insensata por doquiera:


Adquirimos vocablos que nos sirven


para denominar al dios Observador,


adjetivo poético de Júpiter.






La fuga de cerebros ceñida a los estrados,


donde una hijuela rompe un inventario


de bienes y de ruinas,


es una fórmula cargada de triquiñuelas,


de evasiones que desplomaron


a contraluz


su correlato: Zona franca.






Agrura esclavizada en estridencias


de “los descamisados de alpargatas”


y blondos “nenes de mamá”


que recitan discursos rutilantes,


importados de Cuba,


fabricados en las mismas tienditas


del macarrónico mercado


que exporta bancos, tiempos de hamburguesa,


malestar, dioses, mimos, cocaína,


resonancia de Hollywood,


guerra virtual, bufones, hecatombes,


sexo, trompeta, saxo y clarinete.






Un mundo amarillento, adoctrinado


por propaganda y lluvia a goterones,


con gemidos de turba


que rastrea al bisonte de Altamira,


y enjuga testamentos como ofrenda.






Juntos hemos creado los abismos


más horrendos,


que separan al ángulo y su espejo.






Juntos van a pastar nuestros futuros,


que marchan juntos,


con una mano atrás y otra delante.













El lago y yo



El lago y yo






Un lago atardecido en el desierto


aguarda su bautismo,


con delgadez continua de ornamentas.


Ni ha conocido formas de belleza


ni conseguirá permiso de trabajo.


Su plan viaja en frecuencia modulada


hacia el refugio,


cuando, de repente, nos vemos,


la una frente al otro, sine die,


en camino de ascenso hacia la nube


que ha tornado a cumplir su trayectoria


cruzando deltas de caleta y mares,


al abrigo de cortos pantalones.


El lago y yo buscamos ese cráter


del que surge el decurso de la vida.


Pisamos las cenizas


soñando con rodeos de pastizales verdes,


racimos arrancados de la cartografía


y el paso acantilado que nos lleve


al grupo de autobuses que nos dejó varados,


en situación de espera de nuevos colectivos,


al yacimiento del radiante estanque


que confunde el oasis con el río,


con tierna corrección reparadora.













Lo duro y lo blando

Lo duro y lo blando





Lo duro y lo blando //


¿duro o blando?


¿blando o duro? //


duro / duro /


de durar /


blando / blando…


como el agua blanda


de naranjo en flor /


naranjo en fruto /


naranjo en el color


de la naranjada /


naranja /


hada /


gracias / de nada /


blando //


entonces, como hablando /


y duro de oro /


oro de orar:


rezar / abogar / exhortar /


me ablando /


blando como blanco /


duro como piel dura /


nada dura /


mejor blando /


blandura /


la blandura dura /


dura y dura como una pila


de duracell /


cell: célula / celda /


cell: ser una célula en prisión /


¿dura o blanda? /


ser o no ser / esa es la cuestión /


cuestión que perdura //


y ablanda a-blonda /


como rubia blondinense /


tengo un blondo hondo /


que es naranja /


color y complementario /


del azul del cielo /


del azul del mar /


mar de martes /


de miércoles de gris ceniza /


mas sin ceniza /


ni Cenicienta /


ni Rey / ni mar / ni duro /


ni opaco /


ni suplementario /


del ángulo complementario /


con blanda ceniza del tiento /


del tiempo y del horario /


del oscuro escenario/


del diario vivir //


¿blando o duro?


duro ablando /


los tiempos son duros /


los tientos son blancos //


hay que elegir el color de la tiza


del tiempo / que atiza


su textura / su tersura /


su arco iris de bravura /


a ultranza /


con cuerpo y mente /


duramente /


mentalmente hablando


sin detener el reloj /


entrando en su grieta blanda


e infinita-mente blonda /


de un blando blanco a su lado /


iluminado por grises naranjos /


y con negros matices azulinos /


para que todos sean felices


y coman perdices /


echando raíces /


sin perder la vida


en las opciones de la vida /


para acceder sin prisa y sin tardanza /


al misterio blando de Dios.













La noche de los tiempos



La noche de los tiempos






Llegó la noche de los tiempos.


Comenzó la cuenta regresiva.


Es hora de rezar y hacerse cruces.


El vientre acribillado lo desea,


el ojo alerta esquiva la mirada,


… pero en la calle cae


como un rocío,


una lluvia monótona y pequeña


y, en las veredas astrosas,


los búhos


rondan la sobremesa postergada,


sin haber recibido su plato de comida.






No me abandones, amante.


Cual si fueras el idiota parroquiano del bar


que se inventa el relato dionisiaco


de una vida cicatera,


roñosa, espeluznante,


socórreme del tedio de los lunes.


La copa se ha atestado de borrascas.






Abate un rayo la acera que blasfema.


Un orquestado ejército de sombras


invade la cama virgen con horror


cuando duerme la ebriedad de los tapires.


Baile de la caracola y el gusano,


en el mes de diciembre del 2001.






El agua de las nubes es el llanto


del mono que no aprende ni escarmienta.


Pesebres, truenos, lamparillas,


negocios vanamente decorados,


muñecos gordinflones


con vagas inquietudes futboleras,


pinos enanos y cacerolas de aluminio


que nunca volverán a percibir


el peso de la ceniza en su espalda.






Se compra con monedas fariseas,


una ardua devoción con rodillas maltratadas.


Se acomodan las pálidas estrofas,


sin ganas de gozar,


como asexuados presidiarios,


en
de otra Navidad que se acerca


la implacable falta de poesía

y nos encuentra solos y mudos,


siete años después de la esperanza.





Los broncos nubarrones



Los broncos nubarrones






Admito haber vivido equivocada,


cruzando las fronteras del destierro


con una camiseta imaginaria.






Procuro crear cauce en anaqueles


colmados de estaciones y de Biblias,


tensando morbidez y desaliento.






Admito presidir tu dormitorio


vestida con piyama de sedas naturales


y andar por la escalera con pantuflas.






Procuro ser la párvula inocente


que construye epigramas,


que en su próxima vida serán gestos.






Admito que procuro no soñar


los instantes del flash


en que piden perdón tus ojos sin respuesta.






Procuro no perderte pero admito


que la lluvia sonámbula de hoy


es como un torbellino inexpugnable.






No puedo persuadir al aguacero


que nuestra avellaneda está asolada,


enferma de humedad,






adolecida de ángeles y estrellas,


de tanto andar hurgando por tu sombra,


a la intemperie,


bajo oscuros y broncos nubarrones.







Fría madrugada



Fría madrugada







Yo no sé qué escribí.


Lo habré olvidado.


Acaso nunca he escrito ni una sola línea


que no hubiera sido preconcebida


en la transmigración,


sobre el pasto y la tierra bajo el cielo escaldado,


en las tibias arenas de las playas,


con hedores velados por el heroico enjambre


de los antecesores de la especie.


Habré olvidado, también,


que previo al malestar de este presente,


la mente


se ocupó de entender por qué hay misterios


inapresables, fatuos y caóticos,


que viven en el fondo submarino,


al que no llega sol ni luz alguna.






No intento la catarsis de un poema,


ni busco un despertar de la inocencia.


Modestamente, apelo a ciertos cánones,


para que sepas


que


me desvelo en la fría madrugada,


de mi barrio cetrino en las afueras,


salvado de las aguas que desbordan cloacas


en una inundación de pesadilla,


pensando en vos y en la canción ridícula,


que aunque nos parezca superficial o fácil,


deletrea tu nombre


que engasta en el recuerdo de tu ausencia,


como piedra preciosa en una joya,


oráculo de brujos sin señales.

Confusiones



Confusiones


A fray Luis de León







Dicen que la Vida es Poesía,


un carnaval de caras y caretas,


Dicen que la Vida está en la Mente


de los sueños que amasan los poetas.






Dicen que es verdad lo que es mentira,


porque siempre es letal renunciamiento.


Dicen que es un pozo y una sombra


una argucia y un velo, un escarmiento.






La firma de la Vida


es el gancho que agrego al documento.


La voz a ti debida. La manzana mordida.


La Torre de Babel y el pensamiento.






La lección de Derecho.


La huella sospechada en la laguna.


El borde contrahecho.


Tu mirada en mi pecho.


La Suma teológica y la cuna.






La noble encarnación


con veleidad de viejos exiliados,


las flores de estación,


la fe por la oración,


el aullido de los enamorados.






La Vida es la Retórica.


Lo que quieras sentir con la metáfora


de su canción folclórica.


La Vida es categórica:


Ser en su muda esencia: hueca anáfora.

Libertinaje



Libertinaje






En el umbral de las palabras,


del lenguaje gestual


o la experiencia,


hay una zona gris del pensamiento


en la que mora asustada


la libertad


con su manía de definición,


su despertar instintos,


sus derechos.






No hay nadie que presuma que ella existe,


ni nadie que descrea que esclavice


con su voz seductora de anfitriona


del palacio sutil de la conciencia,


la vitrina hecha añicos


de la especie animal.


Su excusa y desenfreno manifiestan


que incluye un requisito inexpugnable


en todo amoldamiento;


preconcebir la inicua contracara


de la hermética fe


que la ha prologado,


un vicio del que pocos hoy se acuerdan


que avanza lento como la hormiguita


atestada de lemas y zalemas,


y se instala en el nauseoso altar de la inminencia


que prefija amenaza


insistiendo en vulgares parecidos:






Libertinaje.


Ronquido escandaloso,


la grieta irresponsable,


el brindis de un Satán desvencijado


con frondoso historial de malas artes,


chauvinismo de una patria que excede


la audaz frontera del conflicto.






La palabra –se ha dicho- no es la cosa.


Pero, ¿cabe dudar que no lo fuera?


¿Es solo el ofertorio de un estado


de plena convicción y raciocinio?


¿Está en el núcleo de la espiga el trigo


o apenas su entrevero imaginado?


Ser libre es ser feliz.


Su pantomima


es el sable que empuña, en la emergencia,


su despropósito;


Libertinaje es visión;


el frenético barro en la cuneta,


en que mete su pies el disoluto;


el estado de angustia ante el deseo


de ser el Inmortal superviviente;


el poderoso monstruo


del reglamento aún desconocido.






La libertad está colmada de absoluto.


Es obra de los rangos superiores,


la secreta censura de los labios,


la savia de los árboles;


señal de acercamiento


del yerro y la magistratura.






El libertinaje, en cambio,


sin venda, por la ley totalitaria,


ofrece tentaciones infinitas,


en la huella perdida de lo ilícito.






Salgamos en rescate heroico,


del sustantivo oculto de sus fines.


cumpliendo una misión de humilde ética,


evitando negar sus corolarios,


que no por innombrables,


se tornan ilusorios.













Confidencia



Confidencia






“Somos nuestros propios demonios,


nos expulsamos de nuestro paraíso”


Las cuitas del joven Werther. J. W. von Goethe.






La noche, con sombrío velo,


mascarada,


acicatea nuestros emblemas legionarios.


Deambula.


Desespera.


No tengo alma que me pertenezca


ni estoy contenta.


No me seducen las tropicales brisas


de la alborada.


Bailo la milonga de los entresuelos


frente a bibliotecas afligidas.


No tengo amigos insepultos.


Ni aliados ni adversarios tengo.


No tengo discípulos que me esclavicen


ni calcetines ni tiburones,


ni amargas noches ni noches negras.


No tengo sed.


No tengo deudas.


No tengo plasma.


No sueño pesadillas de lavabo.


Llegar a ver a Dios


es mi pesimismo


y mi mortaja.


No tengo afanes de meretrices,


ni lectores inocentes,


lo digo sin sentir vergüenza.


No estoy demasiado lejos


de los muertos opulentos,


de los pobres muertos encadenados.


Sin embargo: Alerta Rojo.


No puedo dormirme todavía


Ignoro el porqué.


El demonio es plural, dice San Lucas.


La oscuridad nimba y me estalla.

















Paradojas /Falsificaciones



Paradojas / Falsificaciones






Hablando de estrategias y locuras,


la causa se convierte en enunciado


y el índice de manos con que esculpen


artistas, necios, roncos y profanos,


vetusta sordidez


de emblemas y oropeles,


arraiga con misiones sublimadas


la fatua insensatez del esqueleto.






La lente falsifica en los retratos,


la cámara luctuosa es el milagro,


el tropo traslaticio, un argumento:


la génesis de cada consecuencia


denota hipocresía.






Copiador y copiado son el mismo


verídico estatuto ornamental


de ríos secos.


Transparencia borrosa,


derrame de una ofrenda


que contradice el trueque,


exorcismo de un desmantelamiento,


que cede a los rigores del cacique


cerbatanas de un plagio.






Usurpador y usurpado han expoliado


la corteza de un velo descorrido


con furor espectral


entre agitados himnos


de tinta libre e indeleble.


Gestaron en su idilio


cognación de las sílabas esquivas


que el hombre ha pronunciado:


El terror a la muerte.


La idea disidente del autismo.


Paréntesis del signo, con su rumia


de advenimiento al mundo y lo creado,


en episodios que van en retahíla,


con rastros de una imagen de concepción virtuosa.


El ríspido pecado original


contra prebendas de magistratura,


como los lirios de Santa Lucía


con flores azules y blancas


que siembran en el pecho escarapelas.













Fisuras anales



Fisuras anales.






Como Eros siempre ha sido


el demonio encarnado


y es más desagradable que el insulto


que profiere el ignorante


que no sabe que lo es,


la Buena Sabiduría


se aparta de los rústicos plebeyos,


por cuya vena ácrata y vulgar


se delata la humillación de arrodillarse


ante el prestamista bautismal de los herejes.


El ángulo y el lado se confunden


en una atónita coreografía


de exangües secreciones cochambrosas


que exhalan los alientos embozados.


Lo bíblico y lo impúdico hacen fiesta


a lo largo y lo ancho de la costa.


El verde del lagarto, espada roja


de las caballerías apostólicas,


sursum corda.


Nadie comete asombro en los rituales


de voluptuosidades u opulencia


en vaga perspectiva.


En la penumbra todo es raro,


mas, cuando hay brillo, indefectible.


Las fisuras del tiempo son anales


que ocultan cardenales o hemorroides


debajo del secreto de conciencia.


El patíbulo es breviario del infierno.


Las huellas del sudario: el despilfarro


de las blancas fumatas vaticanas,


ante mudos auspicios del narcótico


que clama su derecho al genocidio.


Descubrir el bálsamo que cure a los imbéciles


pertenece a la orden de la Alquimia.


La épica que canta este poema


no es sino otro episodio disidente


contra el sanctasanctórum de la carne


germinada en infames linotipias.


No obstante, existe el Ser


que los perdona,


que ve en la oscuridad de los recintos,


con luz de una libélula argentina


y le quita las costras al blindado,


sin dudar que su voz será escuchada


por atentos corderos doloridos


del estigma del hijo y de su madre.









Fabricando un poema

Fabricando un poema






Encontré un montón de buenas palabras,


materia prima imprescindible


para fabricar un poema.


Les quité el polvo.


Las ordené sobre el escritorio, en fila india.


Les planté una escarapela sobre el cuerpo mórbido


y me dispuse a escribir


con la seguridad del oficio


y la inspiración bajo el brazo.






Varios días las prediqué:


Corazón de María. Madre nuestra…


Pero, el poema no aparecía.






El deber llamó a mi ventana:


Pagar la cuentas,


procurarme el sueldito,


barrer los pisos.


Subsumir la dignidad en diario memorándum.


(Sucundum, sucundum).


En fin, ejemplos triviales.


La cotidianidad de la no-muerte


en empeños domésticos.






La imposibilidad de lo imposible


y las filtraciones de la lengua


me dejaron varada


en un célebre primer plano,


con lo inaudito del ritmo,


lo inaudible del tópico,


la tibia disciplina


del principio de la frontera oculta.






Volví a la mesa de trabajo.


con visiones ilusorias


y multiplicidad de ejemplos,


que hirieron de repente


con su simple brizna,


condición e intervalos


de vanas herejías.






Travesía dorada de arbitrario epicentro.


Corpus en remisión.


Argumento, distracto y guía.


Suplirnos vulnerando el tedio.


Trillón de enigmas


tirados al azar en la hoja seca.






Intentar lo intenté.


muriendo en la constancia,


con carta lacrada,


pulsador y timbre.


con traje y en camisa de franela,


con novilunio, sol, tormento lento.


Con vestidos de seda


he tentado a mi musa


encallada en la cumbre de montañas y aludes,


en el aire borroso de ríos esplendentes,


en físicas planicies y cataratas áureas.






Inútil pasatiempo.


El poema no arriba.


Contumaz, vagabundo.


El poema no arriba.


El poema se encharca, se enloda, se abandona.


Se pierde en los tropismos,


araña las orugas,


gatea como un crío,


desciende al sumidero.






Lo poeta se cansa.


Comprende que la vida es mariposa


horizontal y efímera,


embriagada en botas de vino.


La poeta abandona.


Comprende que no escribe la palabra,


escribe la presencia.


Comprende que sin el palmo amado,


sin la boca cercana de su beso


la falla torna en grieta


y el calor lo consume.






La lección se termina. Mañana, seguiremos al acecho.

Mujer



Mujer





Herida al corazón.


Buena noticia.


Estampa sucedánea.


Providencia. Paraguas.


Escollera del sol.


Oleaje sin remedio.


Ánfora insigne.


Prologuista del cuento.


Antibiótico de almas.


Floración del otoño.


Alegoría. Insania.


Guitarra. Cuerdas rotas.


Lectora de novela inverosímil.


Laguna condensada.


Resaca del borracho.


Aedo. Antifaz. Hielo.


Fruición de la elocuencia.


Molino del Quijote.


Ventosa. Cataplasma.


Tauromaquia del lance.


Chirigota de un dios.


Hebra del viento.


Algarrobo.


Pamplina de canarios.


Comezón. Urticaria.


Carrusel.


Acuarela.


Ditirambo gozoso.


Cresta de la explanada.


Semilla. Pulpa. Fruta.


Oro. Sepia. Turquesa.


Vestal desesperada.


Canción para el domingo.


Doctrina apostrofada.


Rincón. Madera. Nervio.


Zumbona. Paliativo.


Llanto sin lágrimas.


Ladrón de guante blanco.


Cesura huidiza de bohemia canalla.


Andina criatura.


Modélica. Retruécano.


Felina amancebada.


La novia del diablo.


La madre acuchillada.


Fugitiva tormenta.


Diosa del Hades. Cólera.


Matorral.


Corderita.


La rosa ensalivada.


Dique. Alondra. Paisaje.


Corpiños con encaje.


Polen de trigo.


Almendra.


Savia. Golem. Belleza.


Antítesis del hambre.


Paloma amordazada.


Paradoja. Proeza.


Algoritmo de nubes.


Mutual.


Copa de vino.


Cristal.


Piel. Redundancia.


Con cierto desconcierto.


Erótica. Selvática.


Riñones del poeta.


Mitológico Grifo.


Telescopio de Marte.


Tregua. Caos. Ovillo.


La Maja desnudada.


Traidora de los presos


expertos en escapes.


Hoz. Martillo. Guadaña.


Suburbio. Mar.


Leyenda.


El empeño de amarte.


Centinela. Guardiana.


Morena vehemencia.


Diluvio. Partitura.


Afuera/adentro/ al lado.


Sotana purpurada.


Testigo. Amor. Intríngulis.


Sortija. Centinela.


La tácita nostalgia.


Almohada de los besos.


Resorte. Gubia. Cábala.


Bargueño con herrajes.


San Telmo. Casablanca.


Subrepción del gerundio.


Refutación. Hornalla.


Madrastra. Cenicienta.


Dedal de los enanos.


Incertidumbre. Danza.


Conjetura del cielo.


Desvelo. Benjamina.


Manual de noches largas.


Adiós. Adioses. Yunque.


Mareas.


Triquiñuela.

La travesura



La travesura






Como es el mapamundi una imprudencia,


un simple pied-a-terre de los fantasmas,


minúsculo mojón de una galaxia


que solo Dios sabrá…


me cubro con banderas de insurgentes,


contemplo mi herradura y mi amuleto,


con suave taquicardia,


y en pleno mediodía, hago abluciones,


desasosiego intenso y turbias ganas,


elucubrando


que estoy en otro tiempo de la historia,


viajando entre pasados y futuros,


batiéndome en ataques


con bancos de pirañas de hirsuta cabellera


o ardiendo en archipiélagos


con nombres de individuos


que sorben biberones con porfía de atletas:






Pessoa, Samaniego,


Keats, Coleridge, Tim Jones o Garcilaso.


Y todo es tan extraño,


tan vivo y tan caliente,


que apenas me sostengo ante esta travesura,


relámpago de un sueño intraducible


al dialecto de los cronistas


del berrido de siervos reclutados.


Demás está agregar,


a quemarropa,


que mi ansiedad no calma,


aturdida en cuadernos de bocetos


que nunca llegarán a ser poemas.

Ascesis



Ascesis






Si el tiempo fuera un exilio apolillado,


una hecatombe hueca,


una evidencia que exuda humores y sangre


por los poros;


si hubiera zafiedad en el genio


y un propósito sacudido


debajo de las crines de una ascesis


poco o sumamente conveniente,


argumentaría desprecio por la virtud,


me calzaría en una piel de lagarto


en llamas,


y trocearía el níspero amarillento


de ferias y mercados,


con la nocturnidad convicta


del buhonero que despelleja chucherías,


memez y bagatelas,


bajo los tinglados de su tienda.


Y sin decir ni mu,


juraría


que soy más ingenua de lo que soy


o parezco.









Técnica mixta



Técnica mixta






Cuanto creíste que iba a terminar el odio,


y abriste el picaporte de la vida serena,


olvidando la quemadura y el picor de la ortiga,


se encendió la fogata de aquellos


que avivan con rencor en las cenizas,


como es habitual


en estos tiempos infames.


A traición te estoquearon


los que muerden el anzuelo de la guerra,


y acedan, a precio módico,


contra viento y marea,


el oleaje de la paz de los viñedos.






No anheles el equilibrio de los santos


en la inmemorial crueldad de los tiranos.






Hay un tramado tibio y venturoso


que no pueden gozar sin sus manjares


servidos en el plato de los reyes,


sobando sus espaldas con minutas


freídas en la grasa de sus pares.






Que hubiera sido de la literatura


sin esos alicates,


alimañas


que mutilan la luna


con ácidos de insomnio.


Que hubiera sido sin esta transparencia


ariete de la cuña del eclipse,


sin el estafador,


sin esos ciegos,


que aspiran a llenar sus billeteras


con yermos mecanismos por consigna.


Qué hubiera sido del grado coactivo,


la ilusión necesaria,


el nombre deletreado,


sin tanto nocturnal que se desploma


como un cuenco de metal


con puntos suspensivos en la diáspora.


Las conjeturas potenciales


deben ser permutaciones vacías


vestidas de oscuro,


para estos animalitos de Dios,


que prosperan como larvas venenosas.


En la causalidad está el indicio


de fúnebre sequía cuando llueve.





Azeite pra Garotos Podres



Azeite pra Garotos Podres







Oi, tudo bem com você?






La chomba tenía el perfume


del hombre cascado en la boda.


Barato rematan los sueños


que hieden en rancias botellas.


Portaba en su lengua una espada,


de esas que cortan el viento.


Su danza ni bella ni tosca


tornaba cansada del duelo.


Crepitan aún sus estigmas,


impuestos sobre una partida.


Sus manos agitan untuosas


colectas de misa de gallo.


Prosperan las fuerzas del hombre


si alcanza una voz femenina


y queda morando en la bruma


solo una pregunta en su día:


Oi, tudo bem com você?













Cine o La Rosa Blanca



Cine o La Rosa Blanca
(Die weiße Rose)






El taller de Rosas blancas


trama una película en la que el protagonista


se llama Homero,


(significa: rehén de los directores del estudio,


o sea, los dioses de la pantalla,


pautada en Occidente).


Quizás, en el Monte Olimpo


morada de los artistas,


no se aprueben sus hazañas.






La luz de mariposas encendidas


seguirán rondando por la escenografía,


chistando secretos que destrocen su periplo,


en el territorio tortuoso


de un torbellino de electrones.

Coyuntura



Coyuntura






La muerte como una coyuntura necesaria.


Pócima que alivia el regateo


de una vida estéril, quejumbrosa,


tiene una elocuencia perentoria,


doméstica y brutal.


No hay fines sin principios,


No hay cunas sin sepulcros.


No hay dar sin desquitar.






Solo existe la concupiscencia del hombre con su abismo.


El nítido guiño es un portento


flameando


más allá de la premura.

Metonimias raras



Metonimias raras



Calosfrío por el terror de la sangre.


Escalofrío por la emoción del túnel fantasma.


Velamen por los barcos a motor.


El vil metal por el vil dinero.


Tierra por un planeta con más agua que islas y continentes.


La pluma del cisne por la escritura mecánica.


Inconsciente por estúpido.


Cociente por coeficiente (sin intelecciones intelectuales).


Coeficiente por Inteligencia, aunque nadie sabe lo qué es y todos la invoquen como propia.


Ausente con aviso por “le exigiré una buena excusa”.


“Tal vez” por “Jamás sucederá”.

“Casi siempre” por “de vez en cuando”.
“De vez en cuando” por “casi nunca”.
Y ni siquiera, por viceversa.

Rojez



Rojez






En la cúspide del precario tinglado,


una mariposa de alas rotas


por las pezuñas de un gato,


montés, por definición académica,


negro por causa de su envidia estratégica.






En el ánfora de aguas claras


un cocodrilo bebé,


borbotea con su lengua de recién parido,


contra el bullicio silencioso


de una luna ingenua.






En el fondo,


mariposa, gato y cocodrilo se asemejan.


Disimulan sus naturalezas


efímeras e intocables,


tranquilos de existir encasillados,


y sin embargo,


se presienten como héroes,


en razón del movimiento perpetuo


que les dio vida.


No me avergüenzan sus comportamientos


tatuados por la especie,


sin prejuicios ni responsabilidad.


Inermes paradojas del veedor subrepticio.






Y, sollozo, en cambio,


la hipocresía de las plagas orbitales


de tantos hombres y mujeres,


que juramentan su rojez,


en nombre de la Paz Mundial,


y terminarán vendiendo su aprecio


al costo de una bolsa de harina con gorgojos.

Suma




Suma


Suma y resuma,


suma y sigue,


sume, subsume,


consume,


rezuma y racimo,


amaracino en mora,


mejora que ahora


ya es hora,


resina, res ahúma,


Recemos- Aún res hemos,


ser: semos / ser: somos.


Somos sumos,


y zumos amáracos,


y humos atávicos


e insumos heráldicos.


Cenemos.

Trastrueque



Trastrueque





Brújula chillona con dedos escandidos.


Torpor, torpeza, torcedura torcida de los tuertos.


Las malas yuntas se retoban


y obsesionan con la intrascendencia del destino.


Adulterio de los hipocampos.


Cambian, mudan, permutan y comercian


relicarios por chorizos colorados.


Confunden devenir con epopeya.


Confunden cóndores con adefesios glaciales.


Confunden la vida con la muerte


porque creen que vivir es una operación mercantil


y lucrativa.









Capítulo : Absurdidades



Capítulo: Absurdidades






One

Vacilar de sombras la tierra,


abrir una puerta


y echar a volar


como un zorzal asustado.






Two


Pintar con el insomnio


las manos que


dibujen tu retrato.










Three


Viraje inapropiable


de labios secos


entre luz y pantano.






Four


Propalar


retóricas remotas


y abstenerse.






Five


Zurrar al papagayo:


ave


pez


planta


víbora


charlatán


o


denunciador






Six


En el cielo azul


hay un martillo/


en el martillo


una corona/


en la corona


una caída.






Momentito.


Aquí no ha pasado nada.









Perdedores / Libertad



Perdedores







Quien busca, encuentra.


Y quien olvida, pierde.














Libertad



¡Viva la Libertad!


¡Vive la Libertad!


Baba de Libertad.


Boba de Libertad.



El bogavante



El bogavante







Como un crustáceo


apareado en las batientes del mar encrespado,


el dueño de la linterna mágica


juzga sagrado su utensilio similar al boscaje abominable.


Los cascabeles andrajosos


campanillean desde una pianola mestiza.


¿Qué nereida profanará al güelfo


ungido capitán de los denostados océanos


personales?

















Metralla




Metralla







“Por eso en el total, fracaso de vivir,



ni el tiro del final te va a salir”


Tango: Desencuentro


Letra: Cátulo Castillo Música: A. Troilo










Desde la azotea: un número.


Desde el pabellón: un bisonte.


Desde los templos: un zarpazo.


Desde las cisternas: una plegaria.


Desde el corazón hundido: una soflama depredadora.


Desde la cuna: un señuelo.


Desde la metáfora: un rostro tiznado de alteridad.


Desde el subsuelo: un bostezo contagioso.


Desde la orgía: un relincho.


Desde el horizonte tenebroso: una indomable lujuria.


Desde la furia sórdida: una metralla.





Cruzamientos y aspavientos



Cruzamientos y aspavientos






El estuario remotísimo de la lengua primigenia


cruza


como una gacela herida


la calle del clarín asonante


y reza.


Tropieza con la divergencia en su confín perenne.


Rauda defrauda


cuanto apaciento.


Calor de hogar acoplado al yelmo somnoliento.





Breviario



Breviario






Temeridad eclesiástica de querubines inermes


ataca,


taca, taca, taca…


Sombras lapidarias que pegan en el travesaño del relámpago.






El granjero oculto







El granjero oculto






Iniciales en la arena.


Estaqueado.


Amarrado.


Amalgamado.


Embestirá al viento con su sainete esotérico.


La tregua de un trabuco naranjero viola la paz del nido.


Lejos del mar.


Cerca de la niebla.

Espasmo



Espasmo


Vapor/


vapores/


va por ésa/


besa/


pereza.


Gestión/ digestión/


digresión/ sensación.






Pirámide/


asfalto/


manto/


clámide.






Cedazo/saeta/zaranda/filtro/


tamiz/ tamiz feliz.

Atolón




Atolón






Atolón


(Arrecife coralino que circunda una laguna)


Pozo ciego de la fidelidad.


Brusco trasiego de la renombrada muerte


de estatuas de madréporas


y duendes azules.


Callejón sin salida de la infancia.








En pie




En pie







Cacahuates en la sequía


Prorratean.


Prorratean


efímeros versos


de sal y abstinencia.










Trámite



Trámite







La agónica maniobra:


navegación


de litografías híbridas,


fermento duplicado,


crónica,


antagónica,


hiatus irreversible


de la difuminación


entre las tumbas.

Prólogo: Coincidencias






Coincidencias.









Cualquier coincidencia con la ficción es pura realidad.


Cualquier realidad con la coincidencia es pura coincidencia.

Libro Cruzamientos y aspavientos

Legales:


Folino, Lucía Angélica Cruzamientos y aspavientos  / Lucía Angélica Folino. – 1a ed . – Avellaneda : Lucía Angélica Folino, 2018.
96 p. ; 21 x 14 cm.
 ISBN 978-987-42-7159-4
  1. Poesía Argentina Contemporánea. I. Título.
   CDD A861   


Imagen de tapa: Folino, Lucía Angélica
Diseño de tapa; Impresión digital S.R.L.

Impreso en Argentina
Impresión digital  S.R.L. Talcahuano 940 CABA.
Hecho el depósito que marca la ley 11723
Quedan reservados todos los derechos incluidos traducción. Se permite la reproducción con autorización del autor. 

Cruzamientos y aspavientos

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