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miércoles, 9 de mayo de 2018

Libertinaje



Libertinaje






En el umbral de las palabras,


del lenguaje gestual


o la experiencia,


hay una zona gris del pensamiento


en la que mora asustada


la libertad


con su manía de definición,


su despertar instintos,


sus derechos.






No hay nadie que presuma que ella existe,


ni nadie que descrea que esclavice


con su voz seductora de anfitriona


del palacio sutil de la conciencia,


la vitrina hecha añicos


de la especie animal.


Su excusa y desenfreno manifiestan


que incluye un requisito inexpugnable


en todo amoldamiento;


preconcebir la inicua contracara


de la hermética fe


que la ha prologado,


un vicio del que pocos hoy se acuerdan


que avanza lento como la hormiguita


atestada de lemas y zalemas,


y se instala en el nauseoso altar de la inminencia


que prefija amenaza


insistiendo en vulgares parecidos:






Libertinaje.


Ronquido escandaloso,


la grieta irresponsable,


el brindis de un Satán desvencijado


con frondoso historial de malas artes,


chauvinismo de una patria que excede


la audaz frontera del conflicto.






La palabra –se ha dicho- no es la cosa.


Pero, ¿cabe dudar que no lo fuera?


¿Es solo el ofertorio de un estado


de plena convicción y raciocinio?


¿Está en el núcleo de la espiga el trigo


o apenas su entrevero imaginado?


Ser libre es ser feliz.


Su pantomima


es el sable que empuña, en la emergencia,


su despropósito;


Libertinaje es visión;


el frenético barro en la cuneta,


en que mete su pies el disoluto;


el estado de angustia ante el deseo


de ser el Inmortal superviviente;


el poderoso monstruo


del reglamento aún desconocido.






La libertad está colmada de absoluto.


Es obra de los rangos superiores,


la secreta censura de los labios,


la savia de los árboles;


señal de acercamiento


del yerro y la magistratura.






El libertinaje, en cambio,


sin venda, por la ley totalitaria,


ofrece tentaciones infinitas,


en la huella perdida de lo ilícito.






Salgamos en rescate heroico,


del sustantivo oculto de sus fines.


cumpliendo una misión de humilde ética,


evitando negar sus corolarios,


que no por innombrables,


se tornan ilusorios.













Cruzamientos y aspavientos

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