Los broncos nubarrones
Admito haber vivido equivocada,
cruzando las fronteras del destierro
con una camiseta imaginaria.
Procuro crear cauce en anaqueles
colmados de estaciones y de Biblias,
tensando morbidez y desaliento.
Admito presidir tu dormitorio
vestida con piyama de sedas naturales
y andar por la escalera con pantuflas.
Procuro ser la párvula inocente
que construye epigramas,
que en su próxima vida serán gestos.
Admito que procuro no soñar
los instantes del flash
en que piden perdón tus ojos sin respuesta.
Procuro no perderte pero admito
que la lluvia sonámbula de hoy
es como un torbellino inexpugnable.
No puedo persuadir al aguacero
que nuestra avellaneda está asolada,
enferma de humedad,
adolecida de ángeles y estrellas,
de tanto andar hurgando por tu sombra,
a la intemperie,
bajo oscuros y broncos nubarrones.
de tanto andar hurgando por tu sombra,
a la intemperie,
bajo oscuros y broncos nubarrones.
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