Coyuntura
La muerte como una coyuntura necesaria.
Pócima que alivia el regateo
de una vida estéril, quejumbrosa,
tiene una elocuencia perentoria,
doméstica y brutal.
No hay fines sin principios,
No hay cunas sin sepulcros.
No hay dar sin desquitar.
Solo existe la concupiscencia del hombre con su abismo.
El nítido guiño es un portento
flameando
más allá de la premura.
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