Confidencia
“Somos nuestros propios demonios,
nos expulsamos de nuestro paraíso”
Las cuitas del joven Werther. J. W. von Goethe.
La noche, con sombrío velo,
mascarada,
acicatea nuestros emblemas legionarios.
Deambula.
Desespera.
No tengo alma que me pertenezca
ni estoy contenta.
No me seducen las tropicales brisas
de la alborada.
Bailo la milonga de los entresuelos
frente a bibliotecas afligidas.
No tengo amigos insepultos.
Ni aliados ni adversarios tengo.
No tengo discípulos que me esclavicen
ni calcetines ni tiburones,
ni amargas noches ni noches negras.
No tengo sed.
No tengo deudas.
No tengo plasma.
No sueño pesadillas de lavabo.
Llegar a ver a Dios
es mi pesimismo
y mi mortaja.
No tengo afanes de meretrices,
ni lectores inocentes,
lo digo sin sentir vergüenza.
No estoy demasiado lejos
de los muertos opulentos,
de los pobres muertos encadenados.
Sin embargo: Alerta Rojo.
No puedo dormirme todavía
Ignoro el porqué.
El demonio es plural, dice San Lucas.
La oscuridad nimba y me estalla.
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