miércoles, 9 de mayo de 2018

Hijuela



Hijuela






Quien participa en el caudal del polvo,


que heredamos los nietos del dialecto


bajado de los barcos,


en tercera,


con los bolsillos llenos de promesas


que atestiguan carencias y pudores,


exhorta al escozor;


igual que los turbios rescoldos


de brasa refractaria a las pasiones,


que queman con su fuego el vaciadero


del anticuerpo inmune,


que debe restañar la herida


vacilante


del amor circunscripto a postulado y


prestidigitación.


Somos simples tablones de los aserraderos,


con diferentes tintes y tamaños.


Para construir muebles, hemos matado al árbol.


Para sembrar el árbol, mordimos la semilla.


La semilla del fruto,


despojado de su carne mollar,


nos dará sombra,


mientras nosotros aprendemos


a enunciar oraciones


gramaticalmente incorrectas;


invirtiendo en lunfardos de lenguas populares;


pagando en efectivo las minutas;


la venda que nos cubre


la flema y la paloma.






Hemorragia insensata por doquiera:


Adquirimos vocablos que nos sirven


para denominar al dios Observador,


adjetivo poético de Júpiter.






La fuga de cerebros ceñida a los estrados,


donde una hijuela rompe un inventario


de bienes y de ruinas,


es una fórmula cargada de triquiñuelas,


de evasiones que desplomaron


a contraluz


su correlato: Zona franca.






Agrura esclavizada en estridencias


de “los descamisados de alpargatas”


y blondos “nenes de mamá”


que recitan discursos rutilantes,


importados de Cuba,


fabricados en las mismas tienditas


del macarrónico mercado


que exporta bancos, tiempos de hamburguesa,


malestar, dioses, mimos, cocaína,


resonancia de Hollywood,


guerra virtual, bufones, hecatombes,


sexo, trompeta, saxo y clarinete.






Un mundo amarillento, adoctrinado


por propaganda y lluvia a goterones,


con gemidos de turba


que rastrea al bisonte de Altamira,


y enjuga testamentos como ofrenda.






Juntos hemos creado los abismos


más horrendos,


que separan al ángulo y su espejo.






Juntos van a pastar nuestros futuros,


que marchan juntos,


con una mano atrás y otra delante.













El lago y yo



El lago y yo






Un lago atardecido en el desierto


aguarda su bautismo,


con delgadez continua de ornamentas.


Ni ha conocido formas de belleza


ni conseguirá permiso de trabajo.


Su plan viaja en frecuencia modulada


hacia el refugio,


cuando, de repente, nos vemos,


la una frente al otro, sine die,


en camino de ascenso hacia la nube


que ha tornado a cumplir su trayectoria


cruzando deltas de caleta y mares,


al abrigo de cortos pantalones.


El lago y yo buscamos ese cráter


del que surge el decurso de la vida.


Pisamos las cenizas


soñando con rodeos de pastizales verdes,


racimos arrancados de la cartografía


y el paso acantilado que nos lleve


al grupo de autobuses que nos dejó varados,


en situación de espera de nuevos colectivos,


al yacimiento del radiante estanque


que confunde el oasis con el río,


con tierna corrección reparadora.













Lo duro y lo blando

Lo duro y lo blando





Lo duro y lo blando //


¿duro o blando?


¿blando o duro? //


duro / duro /


de durar /


blando / blando…


como el agua blanda


de naranjo en flor /


naranjo en fruto /


naranjo en el color


de la naranjada /


naranja /


hada /


gracias / de nada /


blando //


entonces, como hablando /


y duro de oro /


oro de orar:


rezar / abogar / exhortar /


me ablando /


blando como blanco /


duro como piel dura /


nada dura /


mejor blando /


blandura /


la blandura dura /


dura y dura como una pila


de duracell /


cell: célula / celda /


cell: ser una célula en prisión /


¿dura o blanda? /


ser o no ser / esa es la cuestión /


cuestión que perdura //


y ablanda a-blonda /


como rubia blondinense /


tengo un blondo hondo /


que es naranja /


color y complementario /


del azul del cielo /


del azul del mar /


mar de martes /


de miércoles de gris ceniza /


mas sin ceniza /


ni Cenicienta /


ni Rey / ni mar / ni duro /


ni opaco /


ni suplementario /


del ángulo complementario /


con blanda ceniza del tiento /


del tiempo y del horario /


del oscuro escenario/


del diario vivir //


¿blando o duro?


duro ablando /


los tiempos son duros /


los tientos son blancos //


hay que elegir el color de la tiza


del tiempo / que atiza


su textura / su tersura /


su arco iris de bravura /


a ultranza /


con cuerpo y mente /


duramente /


mentalmente hablando


sin detener el reloj /


entrando en su grieta blanda


e infinita-mente blonda /


de un blando blanco a su lado /


iluminado por grises naranjos /


y con negros matices azulinos /


para que todos sean felices


y coman perdices /


echando raíces /


sin perder la vida


en las opciones de la vida /


para acceder sin prisa y sin tardanza /


al misterio blando de Dios.













La noche de los tiempos



La noche de los tiempos






Llegó la noche de los tiempos.


Comenzó la cuenta regresiva.


Es hora de rezar y hacerse cruces.


El vientre acribillado lo desea,


el ojo alerta esquiva la mirada,


… pero en la calle cae


como un rocío,


una lluvia monótona y pequeña


y, en las veredas astrosas,


los búhos


rondan la sobremesa postergada,


sin haber recibido su plato de comida.






No me abandones, amante.


Cual si fueras el idiota parroquiano del bar


que se inventa el relato dionisiaco


de una vida cicatera,


roñosa, espeluznante,


socórreme del tedio de los lunes.


La copa se ha atestado de borrascas.






Abate un rayo la acera que blasfema.


Un orquestado ejército de sombras


invade la cama virgen con horror


cuando duerme la ebriedad de los tapires.


Baile de la caracola y el gusano,


en el mes de diciembre del 2001.






El agua de las nubes es el llanto


del mono que no aprende ni escarmienta.


Pesebres, truenos, lamparillas,


negocios vanamente decorados,


muñecos gordinflones


con vagas inquietudes futboleras,


pinos enanos y cacerolas de aluminio


que nunca volverán a percibir


el peso de la ceniza en su espalda.






Se compra con monedas fariseas,


una ardua devoción con rodillas maltratadas.


Se acomodan las pálidas estrofas,


sin ganas de gozar,


como asexuados presidiarios,


en
de otra Navidad que se acerca


la implacable falta de poesía

y nos encuentra solos y mudos,


siete años después de la esperanza.





Los broncos nubarrones



Los broncos nubarrones






Admito haber vivido equivocada,


cruzando las fronteras del destierro


con una camiseta imaginaria.






Procuro crear cauce en anaqueles


colmados de estaciones y de Biblias,


tensando morbidez y desaliento.






Admito presidir tu dormitorio


vestida con piyama de sedas naturales


y andar por la escalera con pantuflas.






Procuro ser la párvula inocente


que construye epigramas,


que en su próxima vida serán gestos.






Admito que procuro no soñar


los instantes del flash


en que piden perdón tus ojos sin respuesta.






Procuro no perderte pero admito


que la lluvia sonámbula de hoy


es como un torbellino inexpugnable.






No puedo persuadir al aguacero


que nuestra avellaneda está asolada,


enferma de humedad,






adolecida de ángeles y estrellas,


de tanto andar hurgando por tu sombra,


a la intemperie,


bajo oscuros y broncos nubarrones.







Fría madrugada



Fría madrugada







Yo no sé qué escribí.


Lo habré olvidado.


Acaso nunca he escrito ni una sola línea


que no hubiera sido preconcebida


en la transmigración,


sobre el pasto y la tierra bajo el cielo escaldado,


en las tibias arenas de las playas,


con hedores velados por el heroico enjambre


de los antecesores de la especie.


Habré olvidado, también,


que previo al malestar de este presente,


la mente


se ocupó de entender por qué hay misterios


inapresables, fatuos y caóticos,


que viven en el fondo submarino,


al que no llega sol ni luz alguna.






No intento la catarsis de un poema,


ni busco un despertar de la inocencia.


Modestamente, apelo a ciertos cánones,


para que sepas


que


me desvelo en la fría madrugada,


de mi barrio cetrino en las afueras,


salvado de las aguas que desbordan cloacas


en una inundación de pesadilla,


pensando en vos y en la canción ridícula,


que aunque nos parezca superficial o fácil,


deletrea tu nombre


que engasta en el recuerdo de tu ausencia,


como piedra preciosa en una joya,


oráculo de brujos sin señales.

Confusiones



Confusiones


A fray Luis de León







Dicen que la Vida es Poesía,


un carnaval de caras y caretas,


Dicen que la Vida está en la Mente


de los sueños que amasan los poetas.






Dicen que es verdad lo que es mentira,


porque siempre es letal renunciamiento.


Dicen que es un pozo y una sombra


una argucia y un velo, un escarmiento.






La firma de la Vida


es el gancho que agrego al documento.


La voz a ti debida. La manzana mordida.


La Torre de Babel y el pensamiento.






La lección de Derecho.


La huella sospechada en la laguna.


El borde contrahecho.


Tu mirada en mi pecho.


La Suma teológica y la cuna.






La noble encarnación


con veleidad de viejos exiliados,


las flores de estación,


la fe por la oración,


el aullido de los enamorados.






La Vida es la Retórica.


Lo que quieras sentir con la metáfora


de su canción folclórica.


La Vida es categórica:


Ser en su muda esencia: hueca anáfora.

Cruzamientos y aspavientos

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